martes, 13 de marzo de 2012

Las tres etapas del rolero

Mientras hago esfuerzos inhumanos por continuar adelante con todo el jaleo que requieren las jornadas y su compenetración con otras tareas más mundanas y habituales, os traigo este pequeño artículo que surgió por la conversación en una barbacoa con uno de esos jugadores que se formó allá por el inicio de los años 90, con todo lo que esto conlleva. Mentiría sino dijese que fue uno de los principales jugadores de rol en Huelva, y es bastante conocido entre esa primera generación que ahora, por obras de la vida, apenas juega. Naturalmente, estos círculos tienden a ser cerrados y con ciertas características sectáreas (jugamos solo a MdT y D&D, si acaso Juego de Tronos ahora que ha salido; nadie juega con nosotros; tengo rencillas con otros grupos; me creo el más guay; los que juegan a esos indies no son más que piltrafas, etc.) 

Mientras conversábamos sobre la victimización de los jugadores de rol y enfrentábamos posturas, sacó a colación una reflexión propia sobre la etapa de vida del rolero, cuál lavadora. Os voy a presentar lo que me comentó aderezado con algunas cosillas propias, con el fin de ver qué sacamos de todo esto. Naturalmente, esto no son más que opiniones, pero yo encontré unas ideas que, basadas en mi corta experiencia, me resultan bastante interesantes. En primer lugar y antes de describir las tres etapas por las que un rolero pasa, es necesario acentuar que estas son flexibles, no tienen una edad aunque sí unas tendencias y pueden tener en cada persona una evolución diferente.

El nacimiento del jugador y el "ansia viva". Nuestra primera experiencia en el nos marca como jugadores en esta primera etapa, pero eso es harina de otra reflexión. Tomemos que hemos pasado un verano del carajo. Hemos vencido ejércitos de orcos, salvado el mundo un par de veces y convertidos en dioses. Hemos descubierto lo que yace más allá de lo inimaginable, y hemos conseguido convertirnos en adalides de aquello que nos resultaba imposible. En definitiva, lo hemos pasado cojonudamente. Pero queremos más. En esta primera etapa, el jugador descubre el mundo del rol, le gusta, y comienza a indagar. Descubre doscientos manuales diferentes, se los lee todos y hace partidas para sus compañeros. Contempla artículos e incluso los escribe, envidia a aquellos autores ya consagrados a los que considera artistas, compra como un condenado y, en definitiva, juega y juega. Normalmente es joven y tiene tiempo. Se introduce en determinado grupo o aprende con todos a la vez, pero esta primera etapa la hemos pasado todos. Aprendemos muchísimo y nos tomamos esto como un juego.

Así comenzaron muchos (no yo)

El que todo lo sabe. Una vez cogemos experiencia, comenzamosa a convertirnos en seres algo huraños y gruñones. Hemos dedicado tantas horas, hemos hecho partidas tan cojonudas, que sin darnos cuenta nos hemos viciado a determinados malos hábitos del jugador o Máster. Solo jugamos siempre a lo mismo, pues lo consideramos el juego perfecto. Cualquier otra cosa nos resulta abominable, y solo queremos dedicarnos en cuerpo y alma a esa ambientación particular de la que sabemos tanto y a la que no se nos escapa nada. Las historias cansan por su perpetuidad, pero el verdadero problema es doble: de un lado, siempre jugamos con los mismos jugadores, y estos se saben nuestros trucos, nuestras historias,  nuestras tendencias. Es algo que sucede con mucha asiduidad. No queremos probar con otros no vaya a ser que nos estropeen esa maravillosa historia que solo aquellos que llevan años contigo entenderían y solucionarían según tu camino. Además, El que todo lo sabe es, precisamente, eso: un individuo egocéntrico, que aplica las reglas como él quiere aplicarlas por el mero hecho de ir más allá que el propio creador del juego: no es tanto un purista como alguien que, simplemente, se toma las cosas a su manera sin distinción. Es enemigo de los debates blogueros, en los cuáles solo destruye, y se considera un auténtico incomprendido.

Seguro que todos conocemos a gente así, en mayor o menor grado, e incluso es posible que algunos tengáis un poquito de estos rasgos. No es malo, al menos bajo mi punto de vista: es un paso normal para muchos; en especial, para lo que viene a continuación.

 Este y los que hay detrás podrían cumplir esta etapa.

El Renacimiento o la llegada al Nirvana. Hay un día en que te levantasy te das cuenta que estabas equivocado. Te dan ganas de comenzar de nuevo. Una historia asoma a tu mente, pero quieres hacerla posible con otros jugadores. Todo este tiempo manipulando reglas, viciando jugadores, arrugando el rostro ante cualquier cosa que no sea lo que tu digas desaparece. Esa niebla que te rodeaba incluso de temor se va a paseo. Ahora quieres empezar de cero, y eso haces. Como si de un reboot se tratase, vuelves sobre tus pasos e inicias el camino de nuevo, pero quedándote con todo lo aprendido. Coges nuevos juegos y nuevos jugadores: te empapas de manuales, pues desconoces las reglas y quieres aplicarlas y criticarlas con fundamento. Ideas cosas diferentes y, en definitiva, vuelves a disfrutar con el rol. Mi compañero rolero decía que esto es algo que no todo el mundo alcanza, pero yo me permito dudar. Creo que sí. Tarde o temprano, o lo haces o abandonas el rol. No hay vuelta atrás. Pienso que alguien no puede estar tanto tiempo dándole vueltas a la cabeza y siendo tan sabihondo. Pero quién sabe.

 Presente, pasado y futuro


Todo es un ciclo, dicen. ¿Por qué no iba a ser igual con los jugadores de rol? Estos grupos no son homegéneos o compactos, e incluso pueden darse combinaciones. No es necesario disponer de todos los condicionantes, pero estoy seguro que muchos conocéis más detalles. ¿Qué pensáis?

4 comentarios:

  1. Yo personalmente creo que ando entre la fase del que todo lo sabe(sin necesidad de destruir blogs o generar comentarios tóxicos) y el Renacimiento, pero mas a nivel de realizar eventos sobre esta índole que de dirigir partidas.

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  2. ¿Que decir? Que yo he pasado por esas 3 etapas, ¡y ni tengo 20 años! Empecé en esto muy joven (antes de la Comunión, echa años) y el ansia viva ha estado siempre ahí. Curiosamente la 2ª etapa apenas la he vivido, siempre me ha gustado probar cosas nuevas, pero con lo del grupo si tienes razón, yo quería jugar con mis amigos, el resto que les den. Últimamente me he ido abriendo, realmente quiero hacer otras cosas y tengo la vaga esperanza de poder iniciar a chavales en esto.

    Ahora no se si sentirme viejo o solo mal.

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  3. Creo que ni viejo ni mal, Nirkhuz. Orgulloso de, tras tantos años dándole a los dados, seguir haciéndolo. Y si no tienes ni 20 años, que sean otros 20 los que sigas creando historias y haciendo partícipes de estas a otros. Y es que creo que lo importante del mensaje a dar vía esta entrada es darnos cuenta de que las etapas son para nada, pues ninguno nos sentiremos identificados con alguna por completo, lo que demuestra que, antes que nada, los roleros somos únicos en nuestra especie =)

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  4. : ) que recuerdos... yo me vicié un poco antes y eso de leer un montón de manuales no estaba disponible. Conseguí unas fotocopias (de 25ª generación, casi tan re-copiadas como las fotocopias de Dragon Ball con las que traficaba mi hermano pequeño) que a mi primo le trajo su padre de Inglaterra. El manual Básico y el Expert de D&D. Nos pasamos un mes jugando todos los días, mientras yo, diccionario en mano me leía y alucinaba con el manual del Expert (con más voluntad que conocimientos de la lengua bárbara). Cuando volví a casa, pase el resto del verano jugando con dos de mis amigos en casa. Todos los días durante dos meses... y de aquí hasta ahora.

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